César Vallejo: No siempre triste


Actualmente, resultaría difícil pensar que algún peruano no conozca el nombre Cesar Vallejo, que ignore que nació en Santiago de Chuco y que murió, vaticinado su muerte (un día de aguacero), en París. Es reconocido a nivel mundial por su calidad humanística, y por cómo transmite y trasciende tanto en tan poco. Pero, usted, estimado lector, seguro ya sabía esto.
Hablemos de aquello que no se menciona a menudo. Por sentido común, al ver a un sujeto que en reiteradas ocasiones (por no decir siempre) las facciones de su rostro "evidencian" un estado de tristeza, se entiende que usualmente está triste; esto va sumado a que tal sujeto expresa tristeza más allá de los surcos que se forman en la carne, es decir, al escribir, cantar, bailar y demás.
Vallejo ha sido tildado, lo es para muchos, como un poeta triste. Separemos la obra del autor, algo así como cuando se pide que separemos el argumento de la persona para no caer en falacias. Es indudable la carga sentimental que se puede trasmitir al lector cuando este revisa los textos de Vallejo. Posiblemente, cuando Vallejo escribía sus poemas en algunas ocasiones sí estuvo triste, pero no podemos aseverar con esa posibilidad que este era un personaje tristón, pues a lo mucho se podría especular un grado de probabilidad para esto. Este razonamiento tiene sentido cuando entendemos la diferencia entre posibilidad y probabilidad. Entonces, Vallejo posiblemente estaba triste en ocasiones cuando escribía, pero eso no determinaría otros aspectos de su vida. ¿Cómo era Vallejo cuando no escribía? Muchos de sus biógrafos avalan ciertas actitudes de él que no son muy difundidas; como, por ejemplo, el hecho de que en Francia vivió la bohemia parisina yendo de café en café y disfrutando de la vida nocturna al máximo en locales del barrio latino como Gipsy y Les Noctambules.
Después hay muchas anécdotas que no son confirmadas, aunque solo para mencionar una, está la de Georgette (su esposa) yendo a buscar a César Vallejo de bar en bar para llevarlo a casa estando ebrio. Con esto no se pretende desestimar la obra de Cesar Vallejo, tampoco se pretende alejar completamente a él de su obra, sino, lo que se busca es que se entienda que un autor de tal magnitud es muy complejo y sería muy atrevido de nuestra parte definirlo solo por lo que más se conoce de él. Este 15 de abril se cumplieron 80 años de su fallecimiento, pero su legado no desaparece. ¡Que viva Cesar Abraham Vallejo Mendoza!


POEMA

Que de él no sólo queda el alma de un hombre,
Con letras sueltas de un sentimiento indígena virginal universal;
Pues el mundo es de hombres y para ellos escribió, nosotros.

Que de él solo queden fotos y retratos de un hombre,
Con el ceño fruncido y una mirada que no te mira, que se pierde en el infinito
o que a veces se estrella contra el piso, padeciendo lucir adusto.

Que de él se recuerde un rostro con surcos de tristeza,
Con cuerpo delgado; pero jamás débil, jamás tímido, jamás apaciguado porque
Cuando sus dedos cogían el lápiz, rompía los esquemas de la métrica y la rima.

Que de él se piense y estudie mucho.
Fue un hombre como cualquiera que del cuerpo por los barrotes oprimido supo
Canalizar su espíritu para que no sólo hablen sus letras,
Que de Santiago a París supo disfrutar de las fiestas, Vallejo no siempre triste.




Texto: Nicolás Velásquez

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